“En 2004, el guionista Brian K. Vaughan (Y, el último hombre, La Cosa
del Pantano de Vaughan) y el dibujante Tony Harris (Batman: El Caballero Oscuro - Irresistible) renovaron el género de superhéroes
con Ex Machina, una historia que
sumerge a los enmascarados en las turbulentas aguas de la política. Tras
recibir en pleno rostro la explosión de un artefacto de otra dimensión, el
ingeniero Mitchell Hundred adquiere la habilidad de dominar toda clase de
maquinaria dedicando sus nuevas habilidades a mejorar la vida de los demás.
Tras una breve trayectoria como superhéroe bajo el nombre de la Gran Máquina,
se convierte en alcalde electo de la ciudad de Nueva York. A partir de
entonces, su vida da un vuelco en una obra espléndida que obtuvo el premio
Eisner a la mejor serie en 2005.”
Ex Machina
es una serie que entra dentro de la ucronía, donde aparece una Nueva York en un
contexto histórico real pero con la posibilidad de que un superhéroe decida
retirarse para presentarse como candidato a la alcaldía. Un suceso trágico por
todos conocido hará que retome su carrera heroica durante unas horas, lo que le
dará la victoria en la campaña.
La serie toma el título de la expresión latina Deus Ex Machina, y ya
en la primera página del cómic nos da su significado:
Deus ex machina:
“Literalmente, “dios sale de la máquina”. Una persona o fuerza que llega para
proporcionar una solución improbable a una situación imposible, expresión que
proviene del artilugio mecánico usado por los dramaturgos griegos para hacer
descender sobre el escenario a los actores que interpretaban deidades.
El título, bien podría ser un juego de palabras por parte de los
autores. Durante su carrera como superhéroe, Mitch Hundred era conocido como la
Gran Máquina, y el título haría alusión al final de aquella. O bien podría
hacer referencia a que, como la Gran Máquina, sus intervenciones parecen un
poco fuera de lo real. Sea como fuere, es indudable que los títulos de cada una
de las sagas o episodios (sobre todo en inglés) son juegos de palabras.
Y si bien es cierto que Hundred deja de ser la Gran Máquina, es para
convertirse en otra máquina burocrática y gubernamental, ambas al servicio de
la ciudad, pero desempeñando diferentes roles.
Me acerqué a la obra porque me dijeron que era una serie de
superhéroes diferente. Al comienzo, me dio la sensación de no ser así, pues se
repetía el tópico creado en su momento por Marvel de la poca gratitud ciudadana
hacia el típico héroe que se desvive por su ciudad y sus vecinos. Pero hay una
mayor profundidad, pues el personaje descubre que si bien no todos los
ciudadanos comprendían sus esfuerzos como vigilante de Nueva York, lo mismo le
ocurrirá en su carrera como alcalde. A esto hay que añadir los continuos
chantajes políticos. Como le dice uno de los personajes en un momento de la
serie: “¿Por qué quieres formar parte de una máquina que está tan averiada?”
Hundred se verá rodeado de compañeros y amigos que le apoyarán, pero
también de personajes arrogantes y moralistas preparados para hacerle la
zancadilla. Aquí no hay comisarios cómplices como en Batman, si no una
comisaria esperando (e incluso deseando) el momento de que su superior, el
alcalde Hundred, vuelva a vestir el disfraz para poder meterlo entre rejas a
pesar de la falsa sensación de “olvidar el asunto” que llega a dar en algún
número de la serie.
Otro aspecto diferente al cómic de superhéroes habitual es que su
carrera como tal se narra a través de flashbacks. Es un cómic en plan “El lado
este de la Casa Blanca”, pues se centra mayormente en la etapa de Hundred como
alcalde, por lo que hay bastante contenido de la jurisdicción americana y
neoyorquina en especial. Pero esto no quiere decir que sea una serie aburrida,
aunque haya algún número que flojee, cosa normal en una obra de tal extensión.
Tampoco que no haya momentos de acción, aunque en la mayoría de los casos estos
no van a estar protagonizados por Hundred, si no por personajes secundarios.
Como he dicho, el tema político es el arco argumental de la obra; así,
se tratará temas como el racismo, el matrimonio homosexual, el derecho al
aborto o a la vida, la legalización de las drogas, etc. Temas que, al menos a
mí, me dieron una sensación de corrección política sobre todo en la primera
mitad de la serie, y aunque me sorprendió gratamente al haber giros inesperados
que la hacen ir a contracorriente de dicha corrección, por lo general Vaughan
procura no salirse demasiado del tiesto.
Sin embargo, a lo largo de la historia, irán apareciendo unas tramas
secundarias que finalmente irán tomando más importancia, y que desembocará en
una saga final que es bastante buena, con un desenlace de la obra bastante
sorprendente, y sobre el cual, Vaughan va dando detalles bastante sutiles a lo
largo de los números y que no nos harán sospechar hasta no haber terminado de
leer toda la serie. Es más, recomiendo una segunda lectura, pues hará que nos
demos cuenta de cosas que seguramente se escaparán al principio.
Con respecto al dibujo de Tony Harris, es bastante realista. Al
principio las expresiones y movimientos de los personajes no parecen acordes a
lo que ocurre o lo que expresan a través de los bocadillos. Pero a medida que
avanza la serie, este detalle va mejorando bastante bien, en beneficio de la
obra y del buen final que tiene.
Ex Machina está publicada por ECC en su línea Vertigo, y está
compuesta de 10 tomos encuadernados en rústica que recogen los 50 números que
componen la serie y los cuatro especiales.
Una serie de superhéroes sin superhéroes, muy recomendable tanto para
los amantes del género como para quienes buscan algo que se salga de él.
Título: ExMachina.
Autor:
Brian K. Vaughan, Tony Harris.
Editorial: ECCCómics.
Páginas: 130 páginas por tomo,
aproximadamente. 10 tomos. Color.
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