“El mejor documental que se ha hecho sobre Corea del
Norte es una historieta. El quebequés Guy Delisle cuenta su estancia en la
capital coreana con un agudo sentido de la observación y la ironía.
Pyongyang es una visión realista de un país en el que
la pesadilla de Orwell se ha convertido en realidad, pero todo ello tratado
desde la rigurosidad del periodista, la perplejidad de un occidental y la
ironía de un viajero curtido. Guy Delisle, flemático observador de las
incoherencias de este régimen totalitario, nos conduce a un extraño universo en
el que la realidad oficial desafía la lógica, y dibuja, casi siempre con humor,
las múltiples anécdotas que marcaron su estancia en una ciudad deshumanizada
por una ideología paranoica.”
En 1948, Kim Il-Sung, con el apoyo de la Unión
Soviética, funda la República Popular y Democrática de Corea del Norte, un
estado totalitario comunista liderado por un gobierno dinástico. Desde
entonces, el país está bajo un orden dedicado al culto personal del líder
basado en la injusticia, en la diferencia entre ricos y pobres y en la
aceptación de unos criterios que buscan revolucionar a otras sociedades
democráticas.
Guy Delise, a través de un guión mordaz y un dibujo
sencillo, cuenta su experiencia en la capital de Corea del Norte de un modo
tragicómico (¿o se podría decir, “jocoserio”?) cuando tiene que viajar hasta
allí para trabajar durante dos meses en unos estudios de dibujos animados
franceses. En todo momento compara la vida en el país con la novela “1984” de George Orwell,
novela que lleva encima durante su viaje y que, no sólo consigue pasar por la
rígida aduana, si no que se atreve, en uno de los momentos humorísticos más
brillantes de la novela gráfica, y seguramente de su estancia en Pyongyang,
prestar a su guía para que lo lea.
Y aunque el humor es el principal recurso en este
cómic para denunciar los disparates de una sociedad en la que sus individuos
tienen designadas sus vidas de por vida y desde la cuna por voluntad del
Partido (desde qué han de vestir hasta el derecho a vivir), hay momentos
realmente aterradores a pesar del estilo cómico del dibujo: me viene a la
cabeza la escena de las niñas acordeonistas con una sincronización casi
perfecta y a las que se le obliga sonreír de tal forma sufrida que ni siquiera
en la ficción el propio Joker lo habría conseguido jamás con sus víctimas.
El cómic es una mezcla de crónica de viaje, historia
costumbrista y autobiografía y narrado desde el punto de vista del autor
canadiense con bastante ironía. Pero también influirán en su narración las
impresiones de otros compañeros de trabajo, voluntarios de ONG’s, empleados de
otras empresas extranjeras y el punto de vista de los omnipresentes guía y
traductor que no cejarán en la vigilancia del extranjero capitalista en ningún
momento. Es además, un cómic con un estilo muy propio. No he leído más obras de
Delisle, pero estoy seguro que ese estilo debe caracterizar al resto.
En cuanto al color del dibujo, aunque clasificado
como en blanco y negro, habría que puntualizar que consiste más en una escala
de grises, como si de una película antigua se tratase.
Pyongyang está publicado en nuestro país por la
editorial Astiberri en encuadernación de tapa blanda.
Un cómic totalmente recomendable, ameno, divertido y
aterrador. Pero también enriquecedor y políticamente incorrecto sobre un país
que tiene sometidos a sus habitantes como si de títeres se trataran.
Título: Pyongyang.
Autor: Guy Delisle.
Editorial: Astiberri.
Páginas: 184 páginas. B/N.
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