domingo, 6 de noviembre de 2016

Reseña de "El Incal" de Alejandro Jodorowsky y Moebius

El Incal se ha convertido por méritos propios en una de las obras más importantes del cómic europeo contemporáneo y su historia creó un universo que sigue ampliándose aún hoy en día.”
John Difool, un vulgar detective de clase “R”, se encuentra casualmente con un moribundo individuo del imperio Berg. El alienígena le hará portador de los incales, unos misteriosos objetos  capaces de operar en el propio Difool los cambios más milagrosos y que podrían ser el destino de toda la galaxia humana.
El Incal fue una serie que empezó a publicarse en 1981, y que daría pie a lo que hoy se conoce como la saga de los incales, cuenta las aventuras de John Difool en su involuntaria misión de traer la salvación para una sociedad bastante decadente. A lo largo de ella, Difool hará equipo con amigos y enemigos, formando un grupo de lo más peculiar.

La serie es el fruto del trabajo en equipo de Alejandro Jodorowsky y el dibujante Moebius. Y es una historia con bastante sentido del humor (a veces bastante negro), mucha aventura y bastantes toques de religión. Es un universo bastante complejo, no sólo a nivel de narración alcanzado, en la que llega un momento en el que se nos van presentando situaciones alternas de diferentes escenarios: la situación de las sociedades humanas, con sus rebeliones, traiciones, y acomodamientos de parte de la población; la conspiración de los Tecnos por traer una edad de tinieblas; o la misión del imperio Berg de destruir a la raza humana.
Tal complejidad también se ve en el momento de definir a los personajes, que no son tan lineales, y que en el momento decisivo, son capaces de sacar su lado oscuro, pero también su lado más humano (alienígenas incluidos). Así, por ejemplo, a la raza humana se la presenta como una raza decadente por lo general, pero con bastante capacidad de lucha llegado el momento de pelear por lo que creen.
El protagonista de esta historia, el detective John Difool, es el antihéroe por excelencia: egoísta, mezquino, cuya única pasión en este mundo es el dinero, un buen trago de whisky, una pequeña dosis de SPV (alucinógeno ligero de uso corriente) y una buena homeoputa. Y aunque los incales serán capaz de hacer de él un héroe en ocasiones (más por otorgarle poderes que por transformación espiritual) o su enamoramiento hacia Animah, antigua guardiana de uno de los dos incales, a veces le haga ceder para cumplir determinada tarea, Difool en ningún momento se termina convirtiendo en el mítico héroe puro. Pero esto es lo que hace esta historia más divertida e interesante, la dualidad, la humanidad de sus personajes, que sin ser perfectos, son escogidos por los incales porque, como humanos que son, hay esperanzas de algún acto benévolo en ellos.
Y esto quizá sea así porque, más allá de la aventura de Space Opera, que la tiene, El Incal tiene esa gran parte de religión, de misticismo,  en el que el mensaje es la esperanza en una humanidad de la que aparentemente ya no se puede esperar nada noble. Al fin y al cabo, la serie narra la lucha de la luz (representada en los incales) contra la oscuridad (encarnada en la entidad llamada La Tiniebla) con un final bastante abierto. Por cierto, que hay un momento casi al final de la serie que me recuerda bastante a 2001: Una odisea del espacio.
El guión del chileno Alejandro Jodorowsky es muy dinámico, divertido, y con la dosis adecuada de acción. Y a pesar de los saltos narrativos para presentarnos lo que está ocurriendo simultáneamente en varios lugares, es bastante sencillo de leer. A lo largo de la historia se nos va presentando muchos personajes, cada uno con un peso diferente en la trama, pero lejos de hacer complicada o tediosa su lectura, la hace interesante, sin que pierda agilidad, pues Jodorowsky sabe hacer tal presentación de forma simple, pero eficaz.
En cuanto al dibujo de Moebius, poco habrá que decir para los que conozcan su trabajo, que serán muchos. Aun así, es genial. Es lo suficientemente detallado como para enseñar una tecnología ficticia sin necesidad de tanta explicación. Es claro a pesar de que un una sola viñeta sea capaz de sacar toda una calle atestada de transeúntes. En definitiva, una maravilla.
La saga de los incales terminó en 1988, tras seis números. Ahora, toda la serie está recogida en un tomo integral con su color original por Norma Editorial, con una encuadernación y una presentación muy cuidadas. Quizá he echado en falta algún que otro boceto o más información de los autores sobre el trabajo en esta obra. Aun así, sólo por la calidad del cómic, es un tomo que merece la penar tener para leerlo y seguramente disfrutarlo.
Título: El Incal.
Editorial: NormaEditorial.
Páginas: 312 páginas. Color.

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