“El Incal se ha convertido
por méritos propios en una de las obras más importantes del cómic europeo
contemporáneo y su historia creó un universo que sigue ampliándose aún hoy en
día.”
John Difool, un vulgar detective de clase “R”, se encuentra
casualmente con un moribundo individuo del imperio Berg. El alienígena le hará
portador de los incales, unos misteriosos objetos capaces de operar en el propio Difool los
cambios más milagrosos y que podrían ser el destino de toda la galaxia humana.
El Incal
fue una serie que empezó a publicarse en 1981, y que daría pie a lo que hoy se
conoce como la saga de los incales, cuenta las aventuras de John Difool en su
involuntaria misión de traer la salvación para una sociedad bastante decadente.
A lo largo de ella, Difool hará equipo con amigos y enemigos, formando un grupo
de lo más peculiar.
La serie es el fruto del trabajo en equipo de Alejandro Jodorowsky y
el dibujante Moebius. Y es una historia con bastante sentido del humor (a veces
bastante negro), mucha aventura y bastantes toques de religión. Es un universo
bastante complejo, no sólo a nivel de narración alcanzado, en la que llega un
momento en el que se nos van presentando situaciones alternas de diferentes
escenarios: la situación de las sociedades humanas, con sus rebeliones, traiciones,
y acomodamientos de parte de la población; la conspiración de los Tecnos por
traer una edad de tinieblas; o la misión del imperio Berg de destruir a la raza
humana.
Tal complejidad también se ve en el momento de definir a los
personajes, que no son tan lineales, y que en el momento decisivo, son capaces
de sacar su lado oscuro, pero también su lado más humano (alienígenas
incluidos). Así, por ejemplo, a la raza humana se la presenta como una raza
decadente por lo general, pero con bastante capacidad de lucha llegado el
momento de pelear por lo que creen.
El protagonista de esta historia, el detective John Difool, es el
antihéroe por excelencia: egoísta, mezquino, cuya única pasión en este mundo es
el dinero, un buen trago de whisky, una pequeña dosis de SPV (alucinógeno
ligero de uso corriente) y una buena homeoputa. Y aunque los incales serán
capaz de hacer de él un héroe en ocasiones (más por otorgarle poderes que por transformación espiritual) o su enamoramiento hacia Animah, antigua guardiana de uno de
los dos incales, a veces le haga ceder para cumplir determinada tarea, Difool
en ningún momento se termina convirtiendo en el mítico héroe puro. Pero esto es
lo que hace esta historia más divertida e interesante, la dualidad, la
humanidad de sus personajes, que sin ser perfectos, son escogidos por los
incales porque, como humanos que son, hay esperanzas de algún acto benévolo en
ellos.
Y esto quizá sea así porque, más allá de la aventura de Space Opera,
que la tiene, El Incal tiene esa gran
parte de religión, de misticismo, en el que
el mensaje es la esperanza en una humanidad de la que aparentemente ya no se
puede esperar nada noble. Al fin y al cabo, la serie narra la lucha de la luz
(representada en los incales) contra la oscuridad (encarnada en la entidad
llamada La Tiniebla) con un final bastante abierto. Por cierto, que hay un momento casi al final de la serie que me recuerda bastante a 2001: Una odisea del espacio.
El guión del chileno Alejandro Jodorowsky es muy dinámico, divertido,
y con la dosis adecuada de acción. Y a pesar de los saltos narrativos para
presentarnos lo que está ocurriendo simultáneamente en varios lugares, es
bastante sencillo de leer. A lo largo de la historia se nos va presentando
muchos personajes, cada uno con un peso diferente en la trama, pero lejos de
hacer complicada o tediosa su lectura, la hace interesante, sin que pierda
agilidad, pues Jodorowsky sabe hacer tal presentación de forma simple, pero
eficaz.
En cuanto al dibujo de Moebius, poco habrá que decir para los que
conozcan su trabajo, que serán muchos. Aun así, es genial. Es lo
suficientemente detallado como para enseñar una tecnología ficticia sin
necesidad de tanta explicación. Es claro a pesar de que un una sola viñeta sea
capaz de sacar toda una calle atestada de transeúntes. En definitiva, una
maravilla.
La saga de los incales terminó en 1988, tras seis números. Ahora, toda
la serie está recogida en un tomo integral
con su color original por Norma Editorial, con una encuadernación y una
presentación muy cuidadas. Quizá he echado en falta algún que otro boceto o más
información de los autores sobre el trabajo en esta obra. Aun así, sólo por la
calidad del cómic, es un tomo que merece la penar tener para leerlo y
seguramente disfrutarlo.
Título: El Incal.
Autor: Alejandro Jodorowsky, Moebius.
Editorial: NormaEditorial.
Páginas: 312 páginas. Color.
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