lunes, 23 de abril de 2018

Reseña de "Newuniversal" de Warren Ellis y Salvador Larroca

“El polémico Warren Ellis se une al magnífico Salvador Larroca para rehacer desde cero el Nuevo Universo Marvel. Una noche cualquiera, la Tierra es sorprendida por el más extraño suceso que jamás haya presenciado la raza humana: “El Evento Blanco”. A la noche siguiente, un pequeño grupo de humanos repartidos por todo el mundo ha cambiado. Tienen asombrosos poderes, algo que nunca ha conocido este planeta habitado por seis millones de personas.”
En los años ochenta, cuando se cumplía el 25º aniversario de Marvel Comics, la de Stan Lee, no la de Timely, el entonces editor de la Casa de las Ideas, Jim Shooter propuso crear un evento para celebrar tan magno acontecimiento. La idea era la de crear un nuevo universo más realista que aquel por el que se balanceaba el lanzarredes o patrullaban los Vengadores.

Algo que iba a caracterizar este nuevo universo era la ausencia de mallas y elementos fantásticos, pero sí iba a tener grandes dosis de ciencia-ficción. Shooter pensó en que, también, debía contener la fórmula que Stan Lee ideó para sus series de superhéroes y que tanto éxito le supuso: continuidad e interrelaciones entre las distintas series. Y puesto que de un nuevo universo de la editorial Marvel se trataba, ¿qué mejor que llamarlo Newuniversal?
Con una estética cyberpunk de sus héroes pero en un mundo contemporáneo que era la América de los 80, Newuniversal contó con una gran publicidad y constaba de 8 series o cabeceras. Pero pese a las previsiones que la editorial auguraba a este nuevo universo, el proyecto fue un fracaso.
Promo de New Universal
De sus 8 cabeceras, se cancelaron la mitad antes de un año en el mercado. Otra de ellas pasó de ser mensual a bimensual, y las tres restantes fueron pasando como pudieron. Incluso se hicieron pequeños crossovers con el universo Marvel clásico para darle algo de empuje. Pero lo cierto es que la serie no fue lo que la editorial esperaba.
Aunque hablar de fracaso no es del todo correcto: las tres cabeceras que quedaron tenían unas ventas aceptables, pero aún así fueron canceladas en 1989, ya que se pensó que sus artistas podían hacer mejores trabajos en el universo Marvel tradicional.

Así transcurren otros 20 años. En 2006, Joe Quesada, editor jefe de Marvel por entonces, y el editor Mark Paniccia deciden conmemorar el vigésimo aniversario de Newuniversal. El hecho es curioso de por sí, debido a la poca repercusión de esta línea en la mayoría de los lectores de Marvel. La idea era hacer lo que hoy se conoce como “Reboot”, que no es otra cosa que hacer un reinicio de la serie: lo narrado en la serie original no tiene validez ni repercusión para la nueva, y todo se vuelve a contar de nuevo.
Para este nuevo Newuniversal se contrata a Warren Ellis (The Authority, Iron Man: Extremis, Hellblazer) como guionista, mientras que en el dibujo contarían con los lápices de Salvador Larroca (Star Wars. Darth Vader). La serie iba a constar de 12 números USA, y además estaba precedida a modo de prólogo por Untold Tales of the New Universe, una miniserie que presentaba a los personajes y lo dejaba todo preparado para el comienzo de Newuniversal. La idea era dar un aire fresco y hacer algo mejor que la obra original, lo cual no era difícil pues según cuentan en el mejor de los casos eran historias mediocres.
La serie arranca mostrándonos el mundo de Newuniversal, contemporáneo aunque ficticio, donde el Muro de Berlín es derribado en los años 60, Kennedy no es asesinado, el hombre pisa la Luna en la década de los 80 y China es la principal referente mundial en cultura pop. El mundo ha unificado la hora, de modo que ya no hay zonas horarias. Una noche, una misteriosa luz que ilumina el cielo de todo el planeta, conocida como “Evento Blanco” otorga poderes a algunas personas. Pero una agencia gubernamental, Spitfire, que ve a estos individuos como amenazas potencialmente peligrosas, se encarga de buscarlos para eliminarlos.
La historia está ideada a la manera de una serie norteamericana que recuerda bastante a series de ciencia-ficción más modernas, como “Héroes” o “Perdidos”. Y esta faceta, lejos de ser un punto a su favor, se convierte en algo negativo. ¿Por qué? La obra, al estar inspirada en el desarrollo actual de muchas series, nos va presentando en cada número uno o dos personajes nuevos que tienen una trama (aparentemente importante) en la historia, de modo que la aparición de cada uno de ellos es un nuevo hilo narrativo. ¿Debería ser esto algo negativo a destacar? Sí, si la serie va a ser inconclusa a sabiendas.
La nueva Nightmask
Como si de una maldición abocada a este nuevo universo marvelita se tratase, el nuevo Newuniversal sólo llegó al número #6 USA. Y esta vez no fue por la poca acogida del público, o por la mediocridad de su historia, si no que el propio Warren Ellis perdió el interés en ella prematuramente. Cada vez tardaba más en entregar los números. De hecho, el propio Salvador Larroca tuvo que hacer otros trabajos debido al espaciado entre entregas.
Pero lo más incomprensible, al menos para mí, es que, tras dejar la serie en el número #6 USA, decide continuarla con la miniserie Newuniversal: Shockfront, esta vez con el dibujante Steve Kurth. En ella, sigue presentando nuevos personajes, además de continuar la trama de los anteriores, para dejarla inconclusa tras la friolera de dos números USA. ¿Para qué continuar presentando personajes en cada número, abriendo tramas, en una serie en la que el autor no está interesado? ¿Qué sentido tiene? Tramas que son realmente interesantes, como la de la agencia Spitfire o la excavación arqueológica de Latvia, esta última interrumpida de pronto y de la que no volvemos a saber, quedan realmente en nada.
Tras esta miniserie inacabada, publica Newuniversal: 1959 y Newuniversal: Conqueror, dos “One-shoots” que narran acontecimientos anteriores a la historia principal, pero que no aportan nada en la conclusión de la serie.
Es decir, que Newuniversal es el ejemplo claro de algo que pudo haber sido pero nunca fue. Porque la verdad, es una historia que comienza de una forma bastante interesante, pero nunca sabremos cómo podría haberse desarrollado, pues Ellis siquiera hizo el amago de terminarla aunque fuera prematuramente. Cuenta el autor que decidió dejar el trabajo colgado tras un accidente informático por el que perdió bastante material, pero aún así, podría haber dejado algún final. Por lo poco que hay publicado, creo que los lectores hubiéramos tenido una historia bien construida, con tramas interesantes, haciendo de este trabajo un cómic bastante entretenido. Pero es algo que jamás sabremos.
El genial trabajo de Larroca
Ellis ni siquiera mostró interés por el primer Newuniversal, de modo que cuenta su versión de la historia desde cero con personajes inspirados en los originales, pero que poco o nada tienen que ver con estos o su mundo. A Justice lo convierte en un psicópata asesino en vez del justiciero de la versión original que recordaba a Paul Kersy, personaje que interpretara Charles Bronson en la saga del “Justiciero de la noche”; Nightmask es ahora una japonesa capaz de entrar en los sueños y viajar entre planos del espacio, mientras que el Nightmask de los 80 es un personaje masculino capaz de manipular los sueños de los demás y de proyectar ilusiones directamente en la mente de otra persona; en cuanto a Star Brand, el de la serie original, al igual que Justice, era otro antihéroe, esta vez un adolescente enmascarado y enfundado en unas mallas, que usaba sus poderes para combatir principalmente células terroristas. El Star Brand de Ellis no sólo no está tan bien construido, si no que es un llorón insoportable.
Puesto que en su desarrollo se concibió como una serie de televisión, Salvador Larroca vio el proyecto como una superproducción, de modo que a cada personaje le dotó del rostro de algún actor: así, vemos las caras de Bruce Willis, Angelina Jolie, Johnny Deep, Gene Hackman o Nicole Kidman, entre otros. Incluso introduce como cameo los rostros de Matías Prats y de la, en aquel entonces, princesa Letizia en el rol de periodistas del telediario.
Quizá, el cameo más curioso
Pero a pesar del genial trabajo general de Larroca en esta obra, que me parece bastante bueno, el plasmar a actores famosos del mundo de Hollywood tuvo sus repercusiones. Por un lado, muchos lectores argumentan que al centrar su atención en el rostro del actor de turno, despistan su atención de la trama, algo que achacaron en contra. Por otro lado, Marvel temía que los famosos pudieran interponer una demanda por uso de imagen, con lo que obligaron a Larroca a volver a dibujar de nuevo algunos rostros, haciendo que durante la lectura veamos cómo las caras varían de una viñeta a la siguiente, perdiendo coherencia. Además, utilizó los rasgos de George Holloway (Sawyer en “Perdidos”) para dibujar al quinceañero Kenneth Connell alias Star Brand, algo que chirría al poner el rostro de un actor ya adulto. Otras veces, al plasmar la cara de algún actor, y para que sea perfectamente identificado, el dibujo queda algo rígido con respecto a loa sentimientos que pretende mostrar.
Newuniversal estuvo publicada por Panini Comics en un único tomo que recogía los números #1 a #6 USA, aunque ahora se encuentra descatalogada. Así que por el momento sólo se puede conseguir en el mercado de segunda mano.
Es una serie que ha pasado desapercibida para gran parte del público, incluso para los que son fans del universo Marvel clásico, a pesar del cuidado aspecto de ciencia-ficción y las tramas bien comenzadas, porque realmente no podemos decir “desarrolladas” debido a su prematura desaparición. Quizá, su vida breve en el mercado haya sido lo que la ha convertido en casi una desconocida.
Título: Newuniversal.
Editorial: Panini Comics.
Páginas: 160 páginas. Color.

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