jueves, 18 de octubre de 2018

Reseña de "Camino a la perdición" de Max Allan Collins y Richard Piers Rayner


“Rock Island, Illinois, 1929. Michael O’Sullivan es un buen padre y un hombre de familia, y también es el brazo ejecutor de John Looney, el padrino irlandés del crimen local. Como el ángel de la muerte de Looney, O’Sullivan también ha cumplido encargos para los gánsteres de Chicago Al Capone y Frank Nitti, pero cuando una ejecución de la mafia se torna en tragedia para su familia, el afligido padre y su hijo adolescente se ven inmersos en una serpenteante carretera de traición, culpa y venganza.”
Max Allan Collins (Batman, Dick Tracy) es un escritor que no sólo ha realizado guiones de cómics. Es también escritor de novelas como “Un detective de verdad” (la serie del detective Nathan Heller) o “Sed de dinero”, guionista de cine e incluso ha dirigido alguna que otra película independiente (“Mommy”, 1995). Tras casi veinte años guionizando las tiras de Dick Tracy para Tribune Media Services, y casi otros tantos escribiendo las novelas de Nathan Heller para Bantam Books, en ambos sitios deciden rescindir su contrato, y en 1993 su carrera da un giro de 180º.

Este hecho supuso que Collins volviera a DC Comics. Hay que decir que Collins fue el guionista que originó la versión antiheróica de Jason Todd, el Robin más odiado por el púbico y al que este decidió eliminar en la famosa votación telefónica. Pocos creadores pueden tener este mérito en su haber. Así que le ofrecieron trabajo.
Andrew Helfer era por aquel entonces el director del sello Paradox Press de DC Comics, un sello dentro de la editorial centrado en historias no superheróicas. Concretamente, Helfer buscaba una serie policíaca, y con la experiencia de Collins como escritor en ese género, le propuso la creación de una serie que se publicara al estilo manga, es decir, en tomos de bolsillo. Este estilo de publicación interesó al guionista a tal punto que una de sus inspiraciones para Camino a la perdición (originalmente iba a titularse Gun and Son) fue la serie manga El lobo solitario y su cachorro de Kazuo Koike. Y en cierto modo, recuerda bastante a esta obra. Es más, el propio autor dijo en una entrevista “¿Acaso un padrino no era el equivalente de un Shogun y su principal asesino a sueldo el equivalente de un samurai?”
El magnífico trabajo de Rayner
Pero Camino a la perdición bebe también de otras fuentes, como la serie “El fugitivo”, el cine de John Woo (quien a su vez hizo su particular Lobo solitario y su cachorro con la película “Héroes de guerra” (1986) y películas de Bob Hope y Bing Crosby.
Sin embargo, Camino a la perdición nunca terminó de ser serializada, a pesar de constar tan sólo de tres volúmenes. La baja aceptación por el público hizo que el tercer tomo no saliera a las tiendas y en su lugar la reedición en un único volumen apareciera en venta antes de lo previsto.
Las historias que cuentan una relación padre/hijo no son una novedad en la carrera de Max Allan Collins como autor. Camino a la perdición cuenta esta relación en un contexto dramático y a la vez violento, y de la pérdida de la inocencia de una forma genialmente madura. El hijo del protagonista no sólo será testigo del terrible drama que cae sobre su familia, si no que, como gran admirador de su padre, descubrirá de forma abrupta a lo que realmente se dedica. En este cómic, a diferencia de otras obras de Collins, leeremos la historia desde el punto de vista del niño pero con la influencia en varios momentos desde la óptica del padre.
El estilo de dibujo emula las fotografías de sucesos de la época
Max Allan Collins realizó una magnífica tarea previa de documentación para este cómic: John y Connor Looney, están inspirados en un editor real de prensa amarilla que chantajeaba a las “víctimas” de sus noticias, controlaba a los políticos locales e incluso llegó a colaborar con Al Capone en varios trabajos; la colaboración que había en la década de los 30 en E.E.U.U. entre gangsters y los residuos que quedaban de los, cada vez más extintos, forajidos del Oeste Americano y que apenas se trata en películas o novelas; el origen irlandés de muchas familias mafiosas y que el folclore norteamericano ha encasillado en las de origen italiano. Y también para la ambientación de las ciudades, pueblos polvorientos, organizaciones, edificios, etc.; incluso las clases de conducir que el protagonista imparte a su hijo se basan en las que el propio autor recibió por parte de su padre en caminos rurales casi iguales. Como consecuencia, las apariciones de Capone, Nitti o Eliot Ness son bastante creíbles. De hecho, Collins es un escritor perteneciente al “true-crime fiction”, subgénero para el que ha escrito cuatro novelas sobre casos reales de  Eliot Ness.
Personajes reales como Eliot Ness aparecen en este cómic de forma bastante creíble
El dibujo corre a cargo del artista británico Richard Piers Rayner (Hellblazer). Guionista y dibujante jamás llegaron a verse para la realización de este cómic, como mucho, algún correo electrónico o llamadas telefónicas. Collins escribía unas pocas páginas, se las pasaba a su director, Andrew Helfer, y este a Rayners. Pero Rayners es un dibujante que, aunque genial, es bastante lento, y las páginas ya dibujadas no regresaban a Helfer hasta, en algunos casos, seis meses después de haber sido enviadas. Sin embargo, pienso que Rayner fue la mejor elección para este trabajo, pues su dibujo emula las fotografías de la prensa de sucesos de la época, y no sólo porque sea en blanco y negro. Su realismo y, a veces, crudeza recuerdan a las viejas fotografías, con lo que en ocasiones da la sensación de estar ante un dossier más que un cómic.
Camino a la perdición está publicado en nuestro país por ECC Cómics en su línea Vertigo con encuadernación cartoné.
Si otras veces he dicho que el cómic americano cada vez me gusta menos, obras como Camino a la perdición hacen que, por suerte, no siempre sea así. Una novela gráfica bastante buena y muy recomendable ya sea a los fans de los cómics como si no lo son.
Editorial: ECC Cómics.
Páginas: 304 páginas. B/N.

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