Hoy
en día, el que quiere ver tetas, no tiene más que meterse en internet; o como
mucho, ir a una playa... Pero hubo un tiempo en el que el españolito de a pie
lo tenía más complicado. Pero llegó el destape, y la cosa cambió. Había películas
y publicaciones donde no había cabida para la ropa (sobre todo la femenina), y una
de estas publicaciones era Mastia. Fue
para el número 2 de esta revista donde el dibujante Alfonso Azpiri y el
guionista Carlos Saiz Cidoncha crean a Lorna en 1980.
En su
comienzo, se trataba de historias de ciencia-ficción eróticas autoconclusas de
cuatro páginas con un humor un poco tontorrón, en el que cada menor pretexto da
pie a los desnudos (como pasaba en las películas de Pajares y Esteso). En estas
primeras historias, Lorna es una doctora (no dice en qué) que fabrica
a su propio robot lascivo, un calco de C-3PO pero con consolador para goce y
disfrute de su creadora. Eso sí, los guiños al cine y literatura de ciencia
ficción y de fantasía son muchos: así veremos a Darth Vader visitando un burdel
espacial o a un primo lejano de Gandalf que intentará curar a Lorna de
su estrechez. En las primeras historias, el guión corría a cargo de Cidoncha,
hasta que más adelante Azpiri se encargó del trabajo completo.
Posteriormente,
las historias de Lorna se fueron publicando en Cimoc y Humor a tope, y
en Penthouse, Heavy Metal y Lanciostory en
el extranjero.
Con
el paso del tiempo, el personaje fue cambiando, aunque sin dejar su base
erótica. En las primeras historias, la doctora es una amante insaciable que no
se lo piensa dos veces en tirarse a todo el que se le ponga por delante en su viaje
espacial, fiel al espíritu del “destape”. Posteriormente se convierte en una
especie de aventurera que no para de rechazar a un acosador tras otro. El humor
se deja algo más de lado (aunque no falta) a cambio de la acción, tomando un
papel del estilo de Barbarella. Entre estas historias hay más continuidad, y
están mejor construidas.
El
dibujo de Azpiri es sorprendente. Como ya dije en el artículo sobre MOT, es un
dibujante muy bien dado para la fantasía y la ciencia-ficción; pero olvidé
señalar que también para el erotismo. Entre las historias de Lorna y MOT hay
una gran diferencia: las del primer personaje están encaminadas hacia un
público adulto, mientras que las del segundo para un público infantil y
juvenil. Azpiri no tiene problema en encargarse de una y otra ambientación. Se
le da igual de bien ambas.
Las
historias de Lorna fueron publicadas por Norma Editorial entre finales de los
90 y principios del 2000 en una colección de 4 álbumes. En 2009 Planeta
DeAgostini reedito algunas en un primer integral: un primer capítulo llamado Lorna y su robot en el que aparecen en
blanco y negro todas las primeras historias de la doctora Lorna aparecidas en
Mastia.
El
segundo capítulo es Mouse Club, donde
Lorna tiene su primer encuentro con un gángster llamado Mouse que me recuerda
mucho a Jabba el Hutt.
Por
último, en La Pequeña Lorna, tenemos una historia
reciente, más inocente, donde aparece una Lorna de 4 ó 5 años.
Planeta DeAgostini tenía en mente publicar un segundo
integral, pero perdió los derechos antes de que este saliera a la luz. Al igual
que con MOT, casi todo el material de Lorna está descatalogado; y digo casi
todo porque ECC adquirió los derechos para publicar el segundo tomo
integral de Lorna.
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