“John Constantine se enfrenta de nuevo al acoso del infierno. De
entrada, participa en un juego cruel donde un demonio le disputa el alma para
arrojarla a los pies del primero de los caídos. A continuación, el mago de
Liverpool se las verá con fantasmas, casas encantadas y con el impulso homicida
que habita en los campos de fútbol. Pero sobre todo, tendrá que enfrentarse a
su propio temperamento y a la sangre demoníaca que le corre por las venas.”
Tras un breve regreso de Jamie Delano a la serie, que tan sólo fue
para un número, y el paréntesis de Eddie Campbell, el británico Paul Jenkins
llega a la cabecera de Hellblazer en
1995, para encargarse del guión por un tiempo de cuatro años. En la década de
los 90, con la crisis del cómic, cuatro años era mucho tiempo.
He leído opiniones en las que varios lectores le echan en cara la poca
crítica social comparada con la etapa de Jamie Delano, e incluso hacen
comparaciones entre las dos etapas. Es verdad que Delano es quien crea el
armazón sobre el que se construirá tanto el personaje como su universo; como
también es cierto que Garth Ennis crea la etapa más conocida (y la favorita)
para muchos lectores. Pero en mi opinión, la etapa en la que me centro en esta
reseña, la de Paul Jenkins, no es nada mala; y quizá me haya gustado más que
las anteriores.
Paul Jenkins lo debió tener complicado a la hora de encargarse de la
serie. Los dos guionistas anteriores habían hecho un enorme trabajo y las bases
estaban tan definidas que era complicado dar un toque nuevo al personaje y el
mundo en el que se mueve el mago Constantine. Además, hay que recordar que, al
contrario que aquellos, Jenkins carecía de experiencia como escritor. Al igual
que Delano, recurre bastante a los textos de apoyo, pero sin ser tan
sobrecargados, cosa que se agradece. Por lo que se refiere a la crítica
político-social, aunque es menor que con la serie de Delano, él la mezcla
bastante bien con los momentos en el pub, característica esta última que
asienta Garh Ennis: las reuniones con los amigos y sesiones de borrachera.
Es decir, que Paul Jenkins toma lo característico de ambos guionistas
y lo une de un modo que no desafina.
Pero Jenkins también tiene su propio sello. Esta etapa se caracteriza
por lo nostálgico. El pasado regresa al personaje una y otra vez. Aunque John
ha sido siempre consciente del daño que causa a los que le rodean, es con este
autor con quien se siente realmente culpable por ello, porque el pasado vuelve
para dar donde más duele.
Sean Phillips será el dibujante para casi la totalidad de esta etapa |
Así, en estos dos tomos veremos cerrar varios argumentos que en las
etapas anteriores quedaron en cierto modo inconclusos. Se desvela un posible
motivo del odio que sentía hacia Constantine su padre; cómo el mago de
Liverpool tiene una solución un tanto macabra para su cuenta pendiente con el Demonio;
resuelve en parte su culpabilidad por el suceso de Newcastle… o sea, se van
recuperando tramas para cerrarlas. Y aunque el protagonista va saliendo airoso
de ellas gracias a su cinismo (algo que a estas alturas de la serie no sólo no
sorprende, si no que se hace algo cansino), estas soluciones traerán unas
consecuencias que añadirán pesimismo a las historias, pues dejan una sensación
de victoria efímera.
Acompaña en el dibujo Sean Phillips (Sleeper), quien estará en casi toda la etapa, y que al recogerse
varios números de grapas en un tomo, da sensación de coherencia, al contrario
que la irregularidad en el equipo artístico a la que nos suele tener
acostumbrados tanto Marvel como DC. El trabajo de Phillips se adapta muy bien a
la atmósfera creada por Jenkins: así tendremos un dibujo bastante sombrío para
los momentos más tétricos, bastante luz para la ciudad feérica de Abaton, la psicodelia
para la magia de los aborígenes australianos o la ambientación cálida y cargada
de los pubs ingleses.
Algunos números están dibujados por Charlie Adlard(Los muertos vivientes), Paul Pope (Battling Boy), Warren Pleece (The Invisibles), Pat McEown (Grendel)
y Al Davison (Doctor Who).
Para ser más breve que las anteriores, aparte de los números
autoconclusos es la etapa con más sagas. En ella aparecen las miniseries Masa crítica, Comienzos difíciles, En la
línea de fuego, El último hombre en
pie, En sentido contrario, A contracorriente y Cómo jugar con fuego.
La etapa de Paul Jenkins está recopilada por ECC Ediciones en su línea
Vértigo en los tomos VII y VIII de la colección Hellblazer, encuadernados en cartoné. Ambos tomos comprenden los
números #89-#128 USA de Hellblazer, Hellblazer/The Book of Magic 1 y 2 USA y Vertigo:
Winter's Edge núm. 1 USA.
En estos dos tomos, además de los amigos y enemigos del protagonista,
aparecerán por sus páginas Robin Hood, el Rey Arturo, Merlín, Sir Alesteir
Crowley o el propio Jesucristo con un aspecto algo cambiado. También hará un
cameo Timothy Hunter, personaje de DC (Harry Potter tiene un físico
sospechosamente idéntico a este personaje), en la serie limitada Hellblazer/Los libros de la magia, un
pequeño crossover con este otro personaje juvenil de la línea Vértigo de DC
dibujada por Paul Lee.
Una etapa del personaje casi desconocida, injustamente, pero muy
recomendable.
Título: Hellblazer.
Autor: Paul Jenkins.
Editorial: ECC Comics.
Páginas: 500 páginas por tomo aproximadamente.
Color.
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