“En la España de 1957 ser
historietista era un oficio. No eran artistas, eran obreros de la viñeta.
Cobraban a tanto por página –o por viñeta-, trabajaban a destajo, siguiendo
unos patrones establecidos e inamovibles. Renunciaban a sus originales y a sus
derechos de autor a cambio del parné. Y en ese 1957 ocurrió algo que quebró la
monotonía y sembró la esperanza. Cinco extraordinarios historietistas, famosos
por sus personajes, osaron rebelarse.
El invierno del dibujante es una de las poquísimas aproximaciones a esta historia, a la de los
historietistas y sus vivencias. Paco Roca la ha hecho con cariño y respeto,
pero también con verismo y coherencia con lo que explica. No todo es bonito,
pero la verdad es a veces dolorosa.”
El invierno del dibujante cuenta la emancipación de cinco autores españoles con respecto a la
editorial Bruguera para formar su propia revista: Tío Vivo. Estos eran José Escobar (Carpanta, Zipi y Zape),
Guillermo Cifré (El repórter Tribulete,
Cucufato Pi), José Peñarroya (Don Pío, Gordito Relleno), Carlos Conti (Carioco,
Apolino Tarúguez) y Eugenio Giner (El inspector Dan).