“El polémico Warren Ellis se une al magnífico
Salvador Larroca para rehacer desde cero el Nuevo Universo Marvel. Una noche
cualquiera, la Tierra es sorprendida por el más extraño suceso que jamás haya
presenciado la raza humana: “El Evento Blanco”. A la noche siguiente, un
pequeño grupo de humanos repartidos por todo el mundo ha cambiado. Tienen
asombrosos poderes, algo que nunca ha conocido este planeta habitado por seis
millones de personas.”
En los años ochenta, cuando se cumplía el 25º
aniversario de Marvel Comics, la de Stan Lee, no la de Timely, el entonces
editor de la Casa de las Ideas, Jim Shooter propuso crear un evento para
celebrar tan magno acontecimiento. La idea era la de crear un nuevo universo
más realista que aquel por el que se balanceaba el lanzarredes o patrullaban
los Vengadores.
Algo que iba a caracterizar este nuevo universo era
la ausencia de mallas y elementos fantásticos, pero sí iba a tener grandes
dosis de ciencia-ficción. Shooter pensó en que, también, debía contener la
fórmula que Stan Lee ideó para sus series de superhéroes y que tanto éxito le
supuso: continuidad e interrelaciones entre las distintas series. Y puesto que
de un nuevo universo de la editorial Marvel se trataba, ¿qué mejor que llamarlo
Newuniversal?
Con una estética cyberpunk de sus héroes pero en un
mundo contemporáneo que era la América de los 80, Newuniversal contó con una gran publicidad y constaba de 8 series o
cabeceras. Pero pese a las previsiones que la editorial auguraba a este nuevo
universo, el proyecto fue un fracaso.
Promo de New Universal |
De sus 8 cabeceras, se cancelaron la mitad antes de
un año en el mercado. Otra de ellas pasó de ser mensual a bimensual, y las tres
restantes fueron pasando como pudieron. Incluso se hicieron pequeños crossovers
con el universo Marvel clásico para darle algo de empuje. Pero lo cierto es que
la serie no fue lo que la editorial esperaba.
Aunque hablar de fracaso no es del todo correcto:
las tres cabeceras que quedaron tenían unas ventas aceptables, pero aún así
fueron canceladas en 1989, ya que se pensó que sus artistas podían hacer
mejores trabajos en el universo Marvel tradicional.
Así transcurren otros 20 años. En 2006, Joe Quesada,
editor jefe de Marvel por entonces, y el editor Mark Paniccia deciden
conmemorar el vigésimo aniversario de Newuniversal.
El hecho es curioso de por sí, debido a la poca repercusión de esta línea en la
mayoría de los lectores de Marvel. La idea era hacer lo que hoy se conoce como
“Reboot”, que no es otra cosa que hacer un reinicio de la serie: lo narrado en
la serie original no tiene validez ni repercusión para la nueva, y todo se
vuelve a contar de nuevo.
Para este nuevo Newuniversal
se contrata a Warren Ellis (The
Authority, Iron Man: Extremis, Hellblazer) como guionista, mientras que
en el dibujo contarían con los lápices de Salvador Larroca (Star Wars. Darth Vader). La serie iba a
constar de 12 números USA, y además estaba precedida a modo de prólogo por Untold Tales of the New Universe, una
miniserie que presentaba a los personajes y lo dejaba todo preparado para el
comienzo de Newuniversal. La idea era
dar un aire fresco y hacer algo mejor que la obra original, lo cual no era difícil
pues según cuentan en el mejor de los casos eran historias mediocres.
La serie arranca mostrándonos el mundo de Newuniversal, contemporáneo aunque
ficticio, donde el Muro de Berlín es derribado en los años 60, Kennedy no es
asesinado, el hombre pisa la Luna en la década de los 80 y China es la
principal referente mundial en cultura pop. El mundo ha unificado la hora, de
modo que ya no hay zonas horarias. Una noche, una misteriosa luz que ilumina el
cielo de todo el planeta, conocida como “Evento Blanco” otorga poderes a
algunas personas. Pero una agencia gubernamental, Spitfire, que ve a estos
individuos como amenazas potencialmente peligrosas, se encarga de buscarlos
para eliminarlos.
La historia está ideada a la manera de una serie
norteamericana que recuerda bastante a series de ciencia-ficción más modernas,
como “Héroes” o “Perdidos”. Y esta faceta, lejos de ser un punto a su favor, se
convierte en algo negativo. ¿Por qué? La obra, al estar inspirada en el
desarrollo actual de muchas series, nos va presentando en cada número uno o dos
personajes nuevos que tienen una trama (aparentemente importante) en la
historia, de modo que la aparición de cada uno de ellos es un nuevo hilo
narrativo. ¿Debería ser esto algo negativo a destacar? Sí, si la serie va a ser
inconclusa a sabiendas.
La nueva Nightmask |
Como si de una maldición abocada a este nuevo
universo marvelita se tratase, el nuevo Newuniversal
sólo llegó al número #6 USA. Y esta vez no fue por la poca acogida del público,
o por la mediocridad de su historia, si no que el propio Warren Ellis perdió el
interés en ella prematuramente. Cada vez tardaba más en entregar los números. De
hecho, el propio Salvador Larroca tuvo que hacer otros trabajos debido al
espaciado entre entregas.
Pero lo más incomprensible, al menos para mí, es
que, tras dejar la serie en el número #6 USA, decide continuarla con la
miniserie Newuniversal: Shockfront,
esta vez con el dibujante Steve Kurth. En ella, sigue presentando nuevos
personajes, además de continuar la trama de los anteriores, para dejarla
inconclusa tras la friolera de dos números USA. ¿Para qué continuar presentando
personajes en cada número, abriendo tramas, en una serie en la que el autor no
está interesado? ¿Qué sentido tiene? Tramas que son realmente interesantes,
como la de la agencia Spitfire o la excavación arqueológica de Latvia, esta
última interrumpida de pronto y de la que no volvemos a saber, quedan realmente
en nada.
Tras esta miniserie inacabada, publica Newuniversal: 1959 y Newuniversal: Conqueror, dos
“One-shoots” que narran acontecimientos anteriores a la historia principal,
pero que no aportan nada en la conclusión de la serie.
Es decir, que Newuniversal
es el ejemplo claro de algo que pudo haber sido pero nunca fue. Porque la
verdad, es una historia que comienza de una forma bastante interesante, pero
nunca sabremos cómo podría haberse desarrollado, pues Ellis siquiera hizo el
amago de terminarla aunque fuera prematuramente. Cuenta el autor que decidió
dejar el trabajo colgado tras un accidente informático por el que perdió
bastante material, pero aún así, podría haber dejado algún final. Por lo poco
que hay publicado, creo que los lectores hubiéramos tenido una historia bien
construida, con tramas interesantes, haciendo de este trabajo un cómic bastante
entretenido. Pero es algo que jamás sabremos.
El genial trabajo de Larroca |
Ellis ni siquiera mostró interés por el primer Newuniversal, de modo que cuenta su
versión de la historia desde cero con personajes inspirados en los originales,
pero que poco o nada tienen que ver con estos o su mundo. A Justice lo
convierte en un psicópata asesino en vez del justiciero de la versión original
que recordaba a Paul Kersy, personaje que interpretara Charles Bronson en la
saga del “Justiciero de la noche”; Nightmask es ahora una japonesa capaz de
entrar en los sueños y viajar entre planos del espacio, mientras que el
Nightmask de los 80 es un personaje masculino capaz de manipular los sueños de
los demás y de proyectar ilusiones directamente en la mente de otra persona; en
cuanto a Star Brand, el de la serie original, al igual que Justice, era otro
antihéroe, esta vez un adolescente enmascarado y enfundado en unas mallas, que
usaba sus poderes para combatir principalmente células terroristas. El Star
Brand de Ellis no sólo no está tan bien construido, si no que es un llorón
insoportable.
Puesto que en su desarrollo se concibió como una
serie de televisión, Salvador Larroca vio el proyecto como una superproducción,
de modo que a cada personaje le dotó del rostro de algún actor: así, vemos las
caras de Bruce Willis, Angelina Jolie, Johnny Deep, Gene Hackman o Nicole
Kidman, entre otros. Incluso introduce como cameo los rostros de Matías Prats y
de la, en aquel entonces, princesa Letizia en el rol de periodistas del
telediario.
Quizá, el cameo más curioso |
Pero a pesar del genial trabajo general de Larroca
en esta obra, que me parece bastante bueno, el plasmar a actores famosos del
mundo de Hollywood tuvo sus repercusiones. Por un lado, muchos lectores
argumentan que al centrar su atención en el rostro del actor de turno, despistan
su atención de la trama, algo que achacaron en contra. Por otro lado, Marvel
temía que los famosos pudieran interponer una demanda por uso de imagen, con lo
que obligaron a Larroca a volver a dibujar de nuevo algunos rostros, haciendo
que durante la lectura veamos cómo las caras varían de una viñeta a la
siguiente, perdiendo coherencia. Además, utilizó los rasgos de George Holloway
(Sawyer en “Perdidos”) para dibujar al quinceañero Kenneth Connell alias Star
Brand, algo que chirría al poner el rostro de un actor ya adulto. Otras veces,
al plasmar la cara de algún actor, y para que sea perfectamente identificado,
el dibujo queda algo rígido con respecto a loa sentimientos que pretende
mostrar.
Newuniversal estuvo publicada por Panini Comics en un único tomo que recogía los números #1 a #6 USA, aunque ahora se encuentra descatalogada. Así que por el momento sólo se puede conseguir en el mercado de segunda mano.
Es una serie que ha pasado desapercibida
para gran parte del público, incluso para los que son fans del universo Marvel
clásico, a pesar del cuidado aspecto de ciencia-ficción y las tramas bien
comenzadas, porque realmente no podemos decir “desarrolladas” debido a su
prematura desaparición. Quizá, su vida breve en el mercado haya sido lo que la
ha convertido en casi una desconocida.
Título: Newuniversal.
Autor: Warren Ellis,
Salvador Larroca.
Editorial: Panini Comics.
Páginas: 160 páginas. Color.
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